¿Quienes Somos?

El llamado

El cardenal Fesch, tío de Napoleón y Arzobispo de Lyon, quería a toda costa repoblar los seminarios que la persecución revolucionaria había dejado vacíos, por lo que designó a varios sacerdotes para que visitaran las parroquias en busca de vocaciones sacerdotales.

Un sacerdote que andaba por la región de Rosey tuvo la fortuna de llegar hasta las puertas de la casa de la familia Champagnat a ver si alguno de los jóvenes que ahí vivían quería ser sacerdote. Las respuestas de los hermanos mayores fueron negativas, no así la de Marcelino, quien dudó en principio. El sacerdote, sin pensarlo mucho le animó y le dijo: «Hijo mío, tienes que ser sacerdote. «Dios así lo quiere». Desde ese momento estaba marcado su destino y no dudó ya de su inminente ingreso al Seminario.